lunes, 25 de abril de 2011

Más de la cuenta

Para escribir esto, tuve que dejar pendiente un viaje, tuve que abandonar a una mujer mucho antes de que ella me dejara. Para sentir esto, tuve que romperme una pierna con sólo recordarla. Sí, tuve que perderme lejos para pagar facturas escritas hace años sobre mi espalda, como si no tuviera suficiente con haber sufrido los amores de lejos.

En fin, siempre hablo de una mujer; esa que me tiembla en los labios cuando me preguntan por ella. Ella es de esas, de esas de las que te dicen debes estar lejos, al margen. De esas, la que usa los puntos y comas como si fuera el peor pecado dales mar uso; aunque, ella siempre cumple pecados por así decirlo. Siempre llega y siempre se va.

Hace unos meses mientras hacíamos el amor, mientras contra la pared le decía que la amaba, caí en cuenta de la apoteósis poco a poco tatuada sobre mi piel. Caí en cuenta que había llegado para recordarme todo lo que me faltaba para pagar mis cuentas pendientes.

Mientras nos hicimos un solo cuerpo, me enamoré más de ella sin querer, pues no quería por eso de las despedidas forzadas, de las despedidas estúpidas, de las despedidas necesarias. Y ella con sus labios me regaló la furia de sus entrañas, me mojó de su sudor con sabor a estación de camiones.

Nadie me ha rajado el pecho con tanta rabia y con tanta ternura, así nos hicimos aviones a punto de despegar pero que nunca volaron. Nos incendiamos la paz, nos tragamos al mundo olvidando que habitabamos ahí.

Ahora espero tener más de la cuenta para no ser faltante de nada.

1 comentario:

  1. Te dejo doliente pero entrañable, una mujer con otro semblante...

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