jueves, 21 de abril de 2011

Mi nombre es Ana y soy adicta.

Mi nombre es Ana y soy Adicta.

Hace unos días, mientras me encontraba en medio de un montón de desconocidos, me sentí más perdida que en toda mi vida. Todo era dulce y salado; negro y blanco; viejo y nuevo.

Soy adicta a no querer sentirme adicta. Muchas veces me pregunto cuánto pagarían las personas que me quieren por saber lo que pienso, lo que siento; ahí entonces, me pregunto cuánto pagaría yo por no ser tan estúpidamente egocéntrica.

¿Qué les puedo contar? Primero que estoy entre muchos muertos, vagando en un rellano de tierra al cual llamo desierto. Los muertos y ese desierto son los mismos que me trajeron miedos desde la infancia. Sí, de mí también quisieron hacer estrellas cuando lo único que tenía era mierda y mi cielo quedó herido.

Puedo pasar diez minutos hablando del dolor más bestial albergado entre mi pecho, podría hablar diez minutos sobre la manera exacta en que perdí mi sangre aún buena.

Soy adicta a creerme buena cuando soy todo lo contrario. Soy inerte a la clarividencia humana, soy fría a lo confortante. Soy del viento cuando me creo piedra. Sí, de mí también quisieron hacerse escudos cuando lo único que tenía era miedo.

Puedo pasar diez minutos hablando del llanto que moja por dentro y seca por dentro. Pudiera cantar mis notas más alegres pero estaría llenando de mentiras al mundo, una adicción más.

Soy adicta a saberme entera cuando de pedazos he llenado mi banqueta. Soy un caos disfrazado de premura. Soy del agua cuando me creo tierra maciza. Sí, de mí tabién quisieron hacerse refugios cuando lo único que tenía era una llanura vacía.

Puedo pasar diez minutos hablando de todo el triunfo que me resulta amargo por no tener mi dirección. Soy un arma disfrazada de cuerdas. Soy del ruido cuando más en silencio quiero estar. Sí, de mí también quisieron hacerse de fe cuando lo único que tenía era una llantan descompuesta sin saberla cambiar.

Soy adicta a saberme imaginativa cuando ya he leído todos los guiones. Soy adicta al engaño por saberme sabia. Soy del tiempo cuando me creía mía. Sí, de mí también quisieron apoyarse cuando lo único que tenía era un corazón perdido.

Puedo pasar diez minuots hablando de mis adicciones que son muchas pero tengo que ir a convencer a alguien de que me ame porque soy lo mejor que le pude pasar en su pendeja vida.

Mi nombre es Ana y soy adicta.

2 comentarios:

  1. fucking conmovedor pendeja! me dejaste neta impactado

    ResponderEliminar
  2. Me gusto mucho tu escrito... es la primera que leo, espero leer mas....

    ResponderEliminar