sábado, 29 de septiembre de 2012

Veinte

1.- Porque cuando lloras, llenas el amor de recuerdos y yo puedo mojarme los pies tristes con los que camino la tierra.

2.- Porque eres mar.

3.- Porque nunca llegas y siempre te quedas.

4.- Porque bailas en mi cabeza un vals que aún no se escribe.

5.- Porque amas.

6.- Porque no sabes.

7.- Porque te tengo pendiente.

8.- Porque escribes y describes y deconstruyes y cantas.  Y mojas.

9.- Porque a veces.

10.- Porque espero.

11.- Porque llamas.

12.- Porque incendias.

13.- Porque tú.

14.- Por qué tú.

15.- Por qué.

16.- Porque besas.

17.- Porque viajas.

18.- Porque huyes.

19.- Porque quieres.

20.- Porque así como me escribes te canto.

martes, 25 de septiembre de 2012

Carta a Marianela y sus zapatos


Otoño de hace cinco años; cuéntese de donde se cuente. 
Coyoacán, México

Extra Long Collar de  http://www.modeets.com/
Hace años, Marianela, que vivo respirando tu aire con sabor a vinos, libros, añoranzas viejas y cantos nuevos.  Hace tanto tiempo -cuando joven- que empecé a quererte.  Sí, cuando seguías las malas confianzas y dejabas de lado las buenas aventuras.  No, no es culpa de nadie que las estrellas estén cansadas de adornar el cielo.  Si yo abrigara a diario sueños que no son míos, seguramente, también me cansaría.  

¿Te acuerdas cuando tuvimos tanto amor que no cabía en nuestros cuerpos y entonces decidimos repartirlo en otros sin ser los nuestros? Sí, Marianela, yo también cometí errores con nombre de mujer.  Sin embargo, acá se te sigue diciendo amor; amor amor, amor amante, amor querido, amor destino, amor lejano, amor dejado, amor mío ven pronto, amor no tardes. 

Esta tarde lluviosa podría llenar de palabras a esas manos de mariposa que tienes pegadas a los brazos.  También podría hablarle a tus rodillas de molcajete nuevo y limpio.  Podría mencionar cada uno de los ojos que tienes en tu cuerpo; los verdes de tu cara con sabor a hierba, después los blancos y suaves de tus pies.  No sé cuáles me miran mejor cuando te hablo de amor.  

Pero no; hoy no.  Hoy le escribo a tus zapatos.  Me parece que no me han escuchado últimamente, siempre cuando pido cercanía se esconden bajo tu cama y acaban llevándote lejos de mí.  Marianela, ¿de qué número son tus sueños que cuando los calzas te quedan pequeños? A tu zapato izquierdo le puse "cerca" y a tu zapato derecho le puse "más cerca".  Espero que se pongan a jugar a ver quién gana unas carreras en el tiempo.  No importa quién lo haga, los dos acomodarán tu cabello de mar entre mis almohadas de humo taciturno.  

Marianela, una vez me cuestionaste sobre el mundo de la siguiente manera: ¿Acaso soy pobre porque nunca cambio de zapatos? A lo que te contesté: No, eres pobre porque nunca te cambias las alas.   Sí, yo también terminé extrañándote a las doce de la noche el día de tu cumpleaños.  Viajé contigo a Cuba, París, Buenos Aires, Lima, Monterrey, Saltillo, Yucatán.  Ahora te espero en Roma a la vuelta de una plaza; tus zapatos sabrán llegar sin que tu lengua diga nada dentro de tu boca. 

Marianela, no te vayas tan rápido de mi vida, mira que apenas van más de mil noches las pensadas contigo.  Marianela, te llevo en los collares de mi cuello, colgadita, pegadita al pecho como los santos de mi abuela muerta.  Marianela, yo soy tus zapatos, siempre sabré llegar a ti, siempre sabrás llegar a mí.  Ya no tardes, Marianela, acá eres el collar en mi cuello, el amor, la lejanía, la melancolía, el tiempo, la vida. 

Así entonces, dile a tus zapatos que soy yo quien los mueve cuando tus piernas sienten caerse de la desesperación por no saber dónde resguardarse de la mujer que traen pegada a la cintura.  Dile a tus zapatos que brinquen en los charcos para recordar cómo son las lágrimas de octubre cuando tú no llamas.  Dile a tus zapatos que se mantengan limpios por si se las maletas se deben preparar y emprender un viaje. 
Cuéntale a tus zapatos lo bien que se ven pisando la duela de mi casa. 

Marianela: conjunción exacta de dos que se siguen llamando amor; amor amor, amor amante, amor querido, amor destino, amor lejano, amor dejado, amor mío ven pronto, amor no tardes. 

Posdata:  Marianela, te llevo en los collares de mi cuello, colgadita, pegadita al pecho como los santos de mi abuela muerta.

Con todo su amor: 
Vidanie de Leones