miércoles, 6 de febrero de 2013

Un trato

Tú harás como que no pasó nada.  Yo haré como que no escucho cuando me llamas.  Haremos un trato de esos que es imposible no cumplir.  Haremos un trato, de esos que hacen los que alguna vez se amaron. 

Amaremos a con quien estemos; rozaremos nuestros labios en sus frentes, dormiremos con sus cabezas entre los hombros, escucharemos sus canciones evitando pensar en nosotros, les haremos el amor, los levantaremos y dejaremos a sus manos arrullar las nuestras.  Nos dejaremos el cabello largo para hacer columpio a los recuerdos.  Llenaremos nuestras vidas de momentos hermosos: el nuevo trabajo, el nuevo concierto, la casa nueva, el sofá caro, la duela sin rayar, los zapatos con caja de papel, el coche con kilometraje intacto, el viaje soñado.  Aplazaremos momentos tristes: la caja de cartas viejas, la agenda negra, despedidas sin reproches, el piano empolvado, la cicatriz del árbol, el bolígrafo sin tinta, la máquina de escribir junto a la botella de vino.  El adiós.  

Tú harás como si nunca hubieses cantado mis canciones, yo haré como si nunca hubiese contado todos tus cabellos.  Harás que tu casa borre mis manos de su puerta.  Venderé mi coche y lo transitarán nuevos destellos.  Ahorraremos palabras para no malgastarlas; serán teamos bajitos de volumen.  Haremos como si no somos lo mejor que nos pasó.  

Sabré desde lejos cuando de repente mires al cielo pensando en mi nombre.  Serás feliz y el mundo reirá contigo.  Yo también.  Haremos las pases para volver a pasarnos cada que cerremos los ojos.   Reuniremos la tristeza del Universo entero y nos la beberemos alguna tarde que abramos una ventana y queramos volar a encontrarnos.  Tú harás como si no escuchas a Pablo Alborán, y yo como si no escuchara a Pedro Guerra.  Sobreviviremos en un mundo que no es el nuestro, pero el preciso. 

Jamás me pedirás que vaya porque sabes que tú no puedes venir.  Sin embargo, te digo: si al pasar los años, sin querer, nos vemos en la calle, no cruces para saludarme y decirme cuánto me has extrañado; seguramente entonces, te habré visto primero y estaré abriendo mi pecho para que veas tu lugar intacto.  
El trato será, no pensarnos cada vez que el amor nos arranque del pecho el miedo.  El trato será amarnos hasta cuando no. 

Mientras tanto adiós, se me hace tarde. 


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