domingo, 6 de julio de 2014

En este siglo

Catalina se cansa hasta que el nunca y el siempre se besan bajo la luna de los descorazonados.  Mete y saca la esperanza y a veces no tiene dónde ponerla.  Nunca había conocido tantos mundos en unos ojos hasta que el nombre de Catalina se mudo a mis labios.  Qué bendición que Catalina viva en este siglo, en este país, en esta calle, en esta casa.  

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