martes, 22 de marzo de 2011

Siempre hay algo de ti

Cuando te recuerdo se forma encima de mí una nube de nostalgia que quito con canciones estúpidas de amor. Leo cada una de mis manos sólo para corroborar que aún hay algo de ti, y sí, me detengo en alguna línea salida de lo normal. Y ahí, entre tantas líneas curvas y llanas me doy cuenta que siempre hay algo de ti. No sé si son recuerdos o besos estacionados en lugares prohibidos.

Después cuando llegan tardes medio nubladas, ventosas o escurridas de lluvia me pregunto ¿qué será de aquella que alguna vez se paseo entre mis calles? y sola me contesto que quizás te irá mejor sin mí, así ha de ser, si no ya hubieras vuelto.

Luego pasa lo peor, alguna canción estúpida se apodera de lo que fue y me imagino como sería si tú la hubieses mandado, y pienso: "de seguro nunca la ha escuchado", entonces pienso en mandártela en alguna duda, no pasa nada.

Otras veces, pierdo la brújula exacta hasta tu casa, me imagino que aún es el mismo camino, con el paseo ese tan largo para llegar hasta tu encuentro, hasta tus ojos que adoro tanto y hace tanto que no veo.

Después, cuando la luna se posa frente a mi casa, tu nombre en mis oídos revienta más que el tren de las dos de la mañana.

Me volqué el recuerdo para no llamarte y terminé escribiéndote. Me amarré las ganas para no buscarte y terminé abrazándote. Me aguanté las ganas de no escuchar tu risa y terminé llamándote.

Entonces ahí, detrás de toda esa mierda que se me ha llamado vida te recuerdo dulcemente metamizando mi existencia, parloteando sobre mi cabeza para darme cuenta que siempre hay algo de ti.

Entonces ahí, bajo ese montón de escombros de sensualidad tragados a golpe de pecho, surges tú entre mis piernas para recordarme que siempre hay algo de ti.

Ven, bésame y recuérdame que donde quiera que esté, donde quiera que pise, donde quiera que muera, donde quiera que escriba, donde quiera que duerma, donde quiera que llore. Siempre hay algo de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario