domingo, 27 de marzo de 2011

Éramos

Somos el pasado más taciturno de la historia. Eras una libra de viento atrapada en algún helado de pistache. Fuimos una cama en dos ciudades, un grito de dolor bajo de volumen largo. Eramos la noche más soleada en el desierto, y tus manos eran la bandera más exacta en mis pechos. Yo era el alcohol que nunca pruebas, paseado por tu boca sobria.

Eras las flores de mar, los poemas hartos de mí, la mejor de mis canciones. Eramos el sudor del amor siempre hecho. Eramos lo nunca existido, eramos todo y eramos nada.

Eramos el espacio jamás pronunciado entre dos pechos que se encuentran de mañana. Eramos la complicidad de cuerpos, la verborrea de almas, el amanecer callado, el dormir temprano.

Eramos la carretera llena de suspiros, la llamada en invierno, la canción de Mayo, el adiós de Enero.

Fuimos el amor, el amor era nuestro. Fuimos lluvia e inundación, fui tus pestañas y fuiste mi lengua.

Eramos la cobardía de los años, el caminar cansado. Eramos la luna cuando no sale de noche. Eramos las palabras de amor.

Eramos siempre más las despedidas que las bienvenidas. Fuimos siempre la incertidumbre, el antojo, la sinrazón, la escopeta que parte los labios.

Fuimos los huesos, la sangre, el polvo, la sal, las gotas.
Eramos el beso, el abrazo, eramos el amor.

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