Hay noches en que pienso cómo hubiera sido el futuro contigo: desgarrador.
Después amanece y obsesionada con la idea de caminar a otro lado que no sea la cotidianeidad, le preguntó a los árboles de la calle doce por ti.
Nadie sabe dónde estás, en qué pecho te has metido, en qué playa ahogaste tus pies o en cuál de los bares del centro atoraste el corazón a la mesa.
Si yo fuera tú, también habría roto los pilares de mi sangre y me largaba por allí a hacer lo más amado: soñar.
Hay noches en que los recuerdos me asaltan como luces de bengala en días de fiesta para enterarme sobre la simplicidad de ser humano: río. Después lloro un rato por saber que los años no son sabios, sino tontos.
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