martes, 23 de abril de 2013

Las simples cosas

Te diré que acá todo sigue siendo un poco igual.  Por otro lado, el amor, las alas y las ganas ya se han roto.  No es necesario curar todas mis heridas de un solo golpe, ya lo he hecho desde la infancia y las marcas las dejé para cometer las que no he aprendido aún.  La cicatriz que tú dejaste ha empezado a ceder; sí, apenas a comenzado a borrarse.  Me hicieron necesarios años enteros para darme cuenta que también eres de carne, hueso y suero, nada te sobra, nada te falta.  La luz mayor del medio día es tan áspera en tu ciudad que me hizo verte tal cual eres.  No, ya no estaba el velo de la vergüenza, ni la desdicha aplazada, ni las obseciones taciturnas, ni la cegera amorosa que tantas veces me hizo llevarme las manos a la cara para acomodarme el llanto.  

Regresé al lugar de las heridas a hacerme unas nuevas.

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