domingo, 3 de abril de 2011

Así

Así de la manera en que llegó se fue. Se fue antes de saber que no buscaba compartirla. Tanto era mi desesperación por tenerla mía, que la aventé al cielo.
Nos dibujamos de tantas maneras, nos absorbimos en instantes el mundo entero, era llenarme la cara con segundos al saberla mía, al saberme suya al sentirme así.

Y así como no le pedí que llegara, no le pedí que se quedara. Se fue antes de llamarnos una.

Así como llegó la extraño, así como se fue la quiero. Así, con todas las letras del abecedario, con las seis cuerdas de mi atrofiada guitarra, así con la peor de mis canciones, con la mejor de mis historias.

Y ahí, en el rincón obscuro de mis guerras frías donde me hizo encontrarme con mis peores males, ahí la besé y desnudé mi vida.

Sé que la ausencia que me esquiva la encerramos antes de buscarnos días enteros, noches enteras, años enteros. Toda una vida.

No, nunca llegó y nunca se fue. Siempre estuvo.

Así entonces se quedará, aparcada en mi recuerdo, gritando mentiras al viento, besando a verdades mi tiempo. Así estará, recordándome el lugar exacto donde va un cartón de leche, la manera de acoger estrellas, la forma exacta de tapar su cuerpo, el sentir eterno, el despertar ligero, el atrevimiento interno, el descubrir desierto.

Así entonces llegó, así entonces se va. Así entonces está.

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