jueves, 29 de noviembre de 2012

Porque por qué no

No sé si estoy en el cielo del vecino o en el piso de alguna mujer extraordinaria.  Conozco cielos de muchos colores y éste es café.  Café son muchos ojos a los que les he cantado.  Es verdad, soy muy inteligente y muy miope.  Me hace falta más coraje para atreverme a no ver los errores de mi hermano o las arrugas de mi padre. 

Hace algún tiempo me enamoré de alguien que se enamoró de otra alguien que a la vez se enamoró de otra mujer payaso a la que no le faltaron los enigamas para hacer a la tercera verse al espejo y raparse la cabeza.  Se veía hermosa si la comparamos con un chayote en caldo de pollo en día de mercado. 

Cuando era niña me llevaron al mismo circo más de cinco noches seguidas.  Los artistas siempre fueron diferentes.  Tal vez mis ilusiones eran muchas y mis ganas de escapar de una falda tabloneada eran más grandes que el elefante parado sobre una pata durante cinco segundos seguidos. 

Duele mucho cuando alguien se va de tu vida.  Me cuestiono cuántas veces se han ido de mi vida personas: vecinos que cambian de dirección, mujeres cambiando el destino, amigos acomodándose traiciones, familia sin usar teléfonos, hermanos buscando mundo, amores queriendo amores.  Si pudiera poner un florero en la Luna, todos los girasoles de Italia los pondría con tu nombre en un cohete. 

Tienes que aprender a decir adiós, dice Joaquín Sabina mientras tú lees un libro que no te gusta.  ¿Por qué tenemos que hacer cosas no gratas a nuestro sentidos?  Una vez amé a quien no quería y despedí a quien sí quería.  Me he enamorado más veces de las que he besado.  No sé llamar en Navidad a mis amigos ni personas queridas.  No sé bordar árboles con esferas mientras veo televisión o escucho la radio antigua de mi abuela.  

Hoy no me duché porque hay salivas que mejor guardo en los pliegues de la piel que en el recuerdo.  Aunque pensándolo bien, las tuyas las llevo en los dos lados.  Mis tenis son cada vez más viejos como los dedos de mi madre que no me ha llamado en varios día.  Bendita mujer adorada a diario. 

Me ha cansada un poco la ciudad, su gente y su tránsito.  Es como meter una ballena en una lata de atún.  No en todos los lugares donde se lee México es México.  Hoy por ejemplo, México fue tu cochecito blanco y tus lunares con unas canciones raras en inglés que insistías en cantar.  Me reí de lado y me di cuenta que es un universo con todo y sus planetas lo que te debo.  

Canto mucho porque no tengo dinero para comprar una pistola que vaya directo hasta donde estás.  Me morí hace dos años y me devolvieron la vida hace como tres meses, me abandoné a la aventura porque eso es estar en un cuerpo de mujer con cerveza de chocolate entre los labios. 

Supe de lo grande de mi amor por ti cuando escribí un texto para tu persona jurídica y le quise tanto como tú.  Vaya maneras postmodernas de decirnos cuánto nos interesa alguien.   Hace algunos años tu abuelo se hubiera dado al fusilamiento en nombre de un amor.  ¡Vaya cosa! Yo nada más tengo diez dedos para tantas armas en mi país. 

Escribí esto porque me fue preciso hablar conmigo despacio mientras un libro me roba una mujer.  Son pocas las cervezas en el refri y muchos los recuerdos que soltó el torero.   El día que llegaste era octubre y ahora es noviembre y pronto será diciembre.  Pronto será otra vez octubre y querré besarte de nuevo.  No hablemos de tiempo que se me caen los ojos sobre el teclado.  Yo tengo mucho tiempo pero mi cuerpo tiene poco y en esta vida él es el que manda.  


Uso mucho el "que" porque no practico mi redacción y porque por qué no. 


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