Sembré besos en tu cuello y florecieron árboles de manzano sobre tus hombros. Suelo lamerte las orejas para llevarte a dormir conmigo. Qué digo dormir. Cuando nos vemos nadie duerme. A veces son las letras, a veces la guitarra, a veces las cervezas, a veces el vino, a veces tus piernas con semáforos en verde. A veces solo somos tú y yo hablándole de servilletas a las sábanas.
¿Recuerdas cuando bajo una farola me dijiste hola? Qué divertida nos metimos esa noche. Qué revolcada al corazón.
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